Y es que aparte de pintar los relojes de su mundo onírico, tuvo una fase más realista.
Como por ejemplo esta; Mujer en la ventana.
Una compañera me encargó que si se lo podía pintar, pues era uno de sus cuadros preferidos.
Así pues, óleo en una mano y pincel en otra, me embarqué en la aventura de reproducir, dando mi toque personal pero sin perder al genio, el cuadro.
Para meterme bien en el papel, me puse un largo bigote con las puntas retorcidas.
Y me llegó la inspiración.
Para rematar, le puse un bonito marco en un color claro, que ilumina un poco las paredes y el suelo y así conseguir un poco de contraste.
No sé qué opinaréis vosotras, yo quedé contenta con el resultado.
Sobretodo los detalles del pelo.
¿Qué tal lleváis el calorcito? Nosotras estos días hemos tenido un bajoncillo de temperatura, y se agradece.
Espero que tengáis una buena semana y recordad que Dalí se decolora, porque esta lavadora no distingue tejidos.
Muchos besos.